Comentario
Las alusiones más antiguas a la ganadería peninsular se encuentran en las múltiples referencias míticas a Hércules y a su robo de las reses del rey tartesio Gerión. Los exvotos de los santuarios ibéricos, las pinturas sobre cerámicas, el mito del viento céfiro que fecundaba a las yeguas y un abundante número de bajorrelieves y/o esculturas (toros, verracos/cerdos, caballos...) nos están presentando un panorama general en el que la ganadería de la Península Ibérica no era nada distinta a la de otras regiones del Mediterráneo. Los animales se utilizaban ya para los mismos fines que en épocas modernas: los bueyes para arar y como fuerza de tracción, los caballos para largos desplazamientos y para la guerra, los mulos y mulas para arar y tirar de los carros, los asnos para transportar pequeñas cargas y en viajes cortos, etcétera.
¿Desde la conquista romana se modificaron de algún modo las condiciones anteriores de la ganadería hispana? Ya había áreas con una ganadería especializada: ganado vacuno en el valle del Guadalquivir, toros y cerdos en el área vettona y ganado lanar entre los lusitanos y celtíberos. Durante las Guerras Celtibéricas y a raíz de la entrega de Intercatia (Valverde de Campos), el general romano, Lúculo, exigió la entrega de 1.000 mantos de lana (sagum) y una cantidad de ganado, además de rehenes (Appiano, Iber., 53-54). Y en los años 140-139, dispuestos a firmar la paz con Pompeyo, los de Numantia y de Termes entregaron 9.000 mantos, 3.000 pieles de bóvidos y 800 caballos, además de rehenes (Diodoro, 33, 16). Y nos dicen los autores antiguos que la población de estas ciudades respondió a las exigencias romanas diciendo que no tenían oro ni plata que entregar. Si la cantidad de animales entregados exigía la existencia de un importante sector ganadero, los mantos de lana y las pieles están denotando el desarrollo de un sector artesanal destinado a la transformación de productos ganaderos. Hay indicios de época posterior que abogan en el sentido de justificar que esas áreas de vacceos y celtíberos conservaban la tradición de la fabricación de lanas y pieles. Dentro de los testimonios de bataneros, fullones, y curtidores/zapateros, sutores, un número representativo procedía de ciudades de la Meseta Superior. Precisamente de Uxama (Burgo de Osma), cerca de Termes, procede el único documento de una asociación de sutores, curtidores/zapateros, indicativa de que su número era considerable en la ciudad.